En el mundo de los conservadores, una niña se convierte en adulta en el momento en que tiene su primera regla. Cuando estaba en sexto grado tuve mi período por primera vez y gracias a mis padres islamistas radicales, “me permitieron” un año más para vivir mi infancia. El próximo verano me dieron un velo islámico y me dijeron: «No saldrás sin llevar esto». Estaba muy triste, lloré y dije que no quería, pero claro, no pude resistir. Ese día, escribí en mi diario «Mi pelo ya no va a soplar en el viento». No hay escapatoria, tuve que hacer lo que me pidieron.
Mientras me estaba acostumbrando al velo, me había inscrito en la escuela secundaria Imam Hatip*. Como decidí no irme, sino quedarme, ir al Imam Hatip no me pareció tan devastador como llevar un velo. Terminé la escuela secundaria con el pensamiento de que todo estará bien cuando sea mayor. Y me aceptaron en la especialidad que yo quería. Empecé la universidad con el pelo cubierto. Sabía que me iba a destapar algún día, pero me duele que esta fecha estuviera demasiado adelantada. Sentí mucha rabia tanto conmigo como con mi familia, por pasar mis años de juventud insegura y no ser yo misma.
Un día, pensé en el día que dije «Mi pelo ya no va a soplar en el viento». Sentí que la versión infantil de mí estaba molesta conmigo. Y dije “No, va a ser». Me quité el velo en secreto. Ese día fue muy ventoso y estaba tan feliz con mi pelo en mi cara y mis ojos. Cuando comencé a hacer esto de vez en cuando, me di cuenta de que puedo seguir haciéndolo. Entonces, en un momento de coraje, le dije a mi familia que quería destapar. No me sorprendió cuando me dijeron que me querrían encerrar y no me dejarían ir a la escuela.
Pensé que era su problema si no me aceptaban como soy, no mío. Decidí vivir sin mi velo sin decírselo a mis padres. También me descubrí el pelo en la escuela, vestía lo que quería. Después de todos estos años me sentí como yo, me sentí como si me acabara de conocer. Fue un sentimiento invaluable.
Incluso si sigo jugando el doble juego, me prometo a mí mismo, que mi cabello no estará sin viento en un futuro próximo.
* Las escuelas “Imam Hatip” son institutos educativos en Turquía donde se capacita a las personas para profesiones religiosas como los imanes.
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Traductor: abejita